domingo, 30 de marzo de 2008

Tengo un nuevo amigo





No creo que él me considere su amiga, pero a mí eso me da igual. Yo tengo un nuevo amigo. Lo he decidido: es mi amigo. Y lo es porque me gusta su forma de entender las cosas, me gustan sus razonamientos lógicos y sobre todo me gusta el que me trate con respeto, de igual a igual. Hay tanta gente que al hablarte o mirarte te hacen sentir una basura que es una gozada encontrar a alguien que no lo hace.

Son muchas las veces me he visto reflejada en la tira cómica de Quino en la que el padre de Mafalda estando en la playa con su bañador se acerca a un hombre aparentemente igual que él, primero se sonríen pero al decirle que él es contable y preguntarle inocente por la profesión del otro, se encuentra con un hombre que al contestar: "Doctor" - y que Quino dibuja sobre un enorme pedestal - se manifiesta con una superioridad tan inmensa que el pobre padre de Mafalda queda empequeñecido pues para el "doctor" un contable nunca podrá alcanzarlo.

Así me siento yo algunas veces, empequeñecida ante palabras, miradas o gestos que dicen claramente, aunque sea otra cosa la que salga por la boca: " Yo soy superior a ti"

Por eso, aunque tan sólo haya cruzado diez o doce frases con este hombre, y aunque sean muchas veces las que he tenido una buena impresión de alguien que luego me ha defraudado por completo y herido hasta tal punto que prometí en ese instante no volver a hacerme buenas impresiones de la gente con la primera frase amable, ingeniosa, inteligente, galante, etc, que digan, yo ¿qué le voy a hacer? Este hombre me trata de igual a igual, me respeta y encima es amable conmigo.

Yo lo quiero como amigo.

miércoles, 26 de marzo de 2008

sábado, 8 de marzo de 2008

A estas alturas y ni idea


Mañana es día de elecciones. Todo el mundo tiene claro a quién votará o qué hará en las urnas menos yo.

Llevo semanas viendo todos los debates políticos, escuchando todas las opiniones de amigos, políticos, compañeros, familia, etc.; he leído en todos los periódicos y demás medios de comunicación escrita todos los artículos que se han puesto a mi alcance, incluidos los que sostenían las creencias más absurdas y extremistas. He oído a toda clase de gente y todo tipo de juicios y valoraciones, algunos tan vehementes, acalorados y alterados que francamente, me han llegado a asustar, pues más que intentar convencer me parecía que intentaban amedrentar. A veces, en mi submundo, me imaginaba a ese tipo de gente sacando un garrote del cinturón, con su cara roja como un tomate y gritando:” Si no votas a Fulanito te meto una mamporro en el cogote”

Cuando tengo alguna duda me gusta hablarlo con mi hijo. Y no porque sea –que lo es– muy razonable y lógico en sus pensamientos y apreciaciones, sino porque es una de las pocas personas que conozco que escucha y opina sin esa vehemencia agitada y hasta agresiva que como dije antes me asusta. Pero sobre todo porque Richi nunca te mira ni te contesta con esa especie de superioridad y altivez con la que te suelen mirar y contestar ciertos personajes que parecen decirte –si es que no te lo dicen tal cual– que eres una nulidad completa por pensar de esa manera. Vamos, como si en vez de ser yo una persona fuese una albóndiga frita. Con Richi nunca es así. Siempre hablamos de igual a igual.

Desde hace unos días tenía decidida mi postura: la abstención. Postura que por supuesto se me ha criticado duramente y con saña por todo el mundo a excepción de mi marido y mis hijos. Pero justo ayer va una banda terrorista y le pega cuatro tiros a un pobre trabajador asalariado.

Sabiendo que dicha banda terrorista pide la abstención le comento a mi hijo que después de semejante barbaridad, he decido ir a votar. Mi hijo me escucha y sabiendo que siempre he defendido que las acciones terroristas nunca deben alterar tu sentido de la vida ni del voto, me dice: “Si lo haces, entonces la banda terrorista sí habrá conseguido que cambies tus ideas con sus atentados”.

¡Narices! Pues tiene razón Richi. ¡Será posible! Estoy en una encrucijada, es como una paradoja. Haga lo que haga: mal.

Si me abstengo haré lo que predican, si no me habrán hecho cambiar de opción.

Lo dicho, mañana es día de elecciones y todavía no sé qué haré.

sábado, 1 de marzo de 2008

Visca la revolució











La gallineta ha dit que prou,
ja no vull pondre cap més ou,
a fer punyetes aquest sou
que fa tants anys que m´esclavitza.

I si em vénen ganes de fer-ne
em faré venir un restrenyiment,
no tindrà cap més ou calent
el que de mi se n´aprofita.

La gallina ha dit que no,
visca la revolució.

A canvi d´algun gra de blat
m´heu tret la força de volar
però, us ho juro, s´ha acabat!
Tinc per davant tota una vida

i no pateixo pel destí,
que un cop lliurada del botxí
no ha d´haver-hi cap perill
perquè m´entengui amb les veïnes.

La gallina ha dit que no,
visca la revolució.

I els galls que amb mi hauran de dormir
els triaré sans i valents,
que n´estic farta d´impotents
que em fan passar nits avorrides.

Que quedi clar per sempre més,
que jo de verge no en tinc res,
i que, posats a fer, no em ve
d´un segon restrenyiment.

La gallina ha dit que no,
visca la revolució.