viernes, 31 de julio de 2009

No querías caldo, dos tazas


Como dije he caído desde mi submundo a un mundo paralelo terrible. Busqué una puerta que me alejara, pero no la encontré y antes que dejarme vencer por la desesperación decidí ir en busca de algo positivo pensando que era imposible que todo fuera tan mezquino y tan pavoroso.
Al poco encontré dos personas que me parecieron ser como las de mi submundo, es decir, me parecieron dos buenas personas y chimpún. No os vayáis a creer que en mi submundo todo eran ángeles, santos y monjas. Era un mundo normal.
Siete días ha durado mi alegría y mi evidente inocencia. Los susodichos amigos de la noche al día cambiaron y cual hombre lobo se transformaron. Y la bondad que creí ver se esfumó vaya usted a saber porqué.
Han resultado ser:
- Mentirosos, cosa que desprecio
- Cobardes, cosa que me repele
- Engreídos, cosa que aborrezco
- Fatuos, cosa que me aburre

En fin, han resultado ser como todos los demás que conocí y que en mi submundo eran geniales pero aquí resultaron deplorables. Es decir, resultaron ser Gilipollas.

Perdonad que así me exprese pero no se me ocurre otra cosa. Y “boludo” como sabréis los que me conocéis es un vocablo que me atrae sobremanera, así que no, la guardo para otras personas y otras ocasiones. Estos dos son gilipollas, ni más ni menos. Y como encima a estos apenas llegué a conocerlos y por tanto a quererlos, pues mira, ni me importa, ni me duele, ni me pesa.

Más les valdría a ella que dejara de intentar reconquistar a su ex novio y a él que dejara de intentar que se enamore de él alguien cuyas tendencias sexuales son radicalmente opuestas a las suyas y que menos en chino se lo ha dicho ya de todas las maneras, y se fueran los dos juntitos a algún lugar inhóspito del Himalaya y que se dejaran aconsejar por los monjes que les tuvieran compasión o simplemente se aburrieran.

Y con este dislate de mi última semana me despedido de mis ángeles de colores que volaron conmigo del submundo hasta acá y en nada cambiaron: vosotros.